lunes, 10 de noviembre de 2008

Suspense

Era una noche de invierno en la escalinata de la catedral.
Habían dos hombres con gabardinas de cuero negro que parecían planear algo terrible para hacer detrás el muro del muelle.
Cuando de repente vi la espalda de una mujer joven y atractiva, que se paraba a charlar con ellos. Los tres cruzaron los grandes jardines de delante de la catedral hasta llegar al final de la calle, eran unos jardines espesos donde no penetraba la luz de la luna.
Un coche negro reluciente, con cristales pintados los esperaba al final de la calle para llevarlos al puerto.
Pararon delante de un barco y observaban al acompañante de la pasajera rubia, que en unos minutos subió al barco y ellos le siguieron.
El hombre se fue a su camarote y el individuo le siguió y con un último esfuerzo cuando la puerta del camarote se cerraba entró y le apuntó con una pistola.

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